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Viralidad

Viralidad vs Relevancia: la hora de elegir qué tipo de impacto quieres generar

Llevamos más de una década atrapados en la fascinación por lo viral. Como si cada pieza de contenido, cada campaña o cada publicación tuviera como única vara de medir su capacidad para alcanzar a millones de usuarios. Pero quizá haya llegado el momento de hacer una pausa y preguntarnos: ¿estamos persiguiendo visibilidad o estamos construyendo algo que realmente importe?

En un ecosistema digital donde casi todos los cimientos del marketing están tambaleándose —algoritmos opacos, funnels líquidos, costes de adquisición disparados, interacciones automatizadas por IA—, insistir en la viralidad como estrategia central resulta, como poco, miope. El alcance orgánico ya no depende de seguidores fieles, sino de un algoritmo que decide a quién mostrarle qué, independientemente de si te conoce o no. Y mientras todo esto sucede, seguimos invirtiendo tiempo, recursos y esperanzas en lograr “el siguiente boom”.

La viralidad es volátil. La relevancia, estructural.

Lo viral, por definición, no se puede controlar. Es como jugar con fuego: a veces ilumina, a veces quema. Puede darte visibilidad, pero si no va acompañada de coherencia, valores claros y propuesta de valor real, lo único que estás haciendo es mostrar una versión distorsionada de ti mismo al mundo. Una que, en el peor de los casos, puede volverse en tu contra.

La viralidad sin estrategia es ruido. Ruido efímero, además.

En cambio, la relevancia no nace de un golpe de suerte ni de un algoritmo generoso. Se construye a lo largo del tiempo, a través de la escucha activa, la aportación de valor constante y la empatía real hacia las necesidades de tu audiencia. Ser relevante no significa estar en boca de todos, sino estar en la mente y el corazón de aquellos a quienes realmente puedes ayudar o inspirar.

¿Qué es entonces una comunicación efectiva hoy?

Volvamos a lo esencial:

  • Tu producto o servicio tiene que ser reconocible, tener identidad, valores, tono.
  • Tiene que responder a un deseo o necesidad real, no a una moda pasajera.
  • Tiene que pasar por delante de los ojos correctos, no de todos.
  • Tiene que generar interés y resonar en quienes lo ven.
  • Y, sobre todo, tiene que generar confianza. Sin ella, no hay acción, ni fidelidad, ni marca.

En un entorno digital tan fragmentado y acelerado, construir una narrativa sólida y sostenible importa más que nunca. Lo que permanece es lo que aporta. Lo que se recuerda es lo que toca. Lo que convierte es lo que conecta.

Conclusión: menos fuegos artificiales, más fuego lento

Ser viral puede ser un golpe de suerte, puedes buscarlo y encontrarlo. Sin embargo,  ser relevante nunca es sencillo. Pero es más duradero, y mucho más valioso para tu marca.

Quizá ha llegado la hora de dejar de perseguir el siguiente “hit” y empezar a construir una comunicación que importe, que cale y que perdure. No necesitamos más campañas con millones de visualizaciones vacías. Necesitamos marcas con propósito, con criterio y con capacidad de escuchar antes de hablar.

Porque si todo cambia tan rápido, lo único sensato es apostar por aquello que permanece: el valor real, la conexión humana y la relevancia estratégica.