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Hábitos Atómicos

Hábitos Atómicos de James Clear

No soy amigo de los libros de autoayuda y tal vez “Hábitos Atómicos” podría ubicarse dentro de esta categoría tan prolija en best sellers y palabras vacías con obviedades de consumo fácil. Pero olvidándonos de las etiquetas y la publicidad en torno a la propia obra, la realidad es que el tema de los hábitos es algo que en los últimos años ha llamado  profundamente mi atención y la forma en que James Clear lo trata en este trabajo me parece que merece atención.

No pretendo en esta reseña ahondar en la metodología que propone Clear, para eso está el libro, pero sí me gustaría destacar algunas ideas clave que he extraído del mismo y considero son muy potentes y útiles para nuestra vida personal y laboral, además de servir para desmitificar algunos conceptos preconcebidos en torno a los hábitos.

Hábitos atómicos y  el poder de la constancia

James Clear parte de un problema de base que tiene que ver con el relato en torno a las grandes metas que en algún momento podemos proponernos en nuestra vida o trabajo. Las metas muy elevadas tienen el problema de que requieren mucho tiempo y esfuerzo, de manera que resulta fácil desistir de ellas cuando somos conscientes de todo lo que nos falta para conseguirlas. 

Sin embargo los hábitos atómicos son hábitos sencillos que poseen la capacidad de crear un impacto grande si se repiten en el tiempo. Resulta muy común sobreestimar el valor de los grandes momentos y tendemos a restarle importancia a las pequeñas mejoras cotidianas. Sin embargo, en el largo plazo estas mejoras pueden suponer cambios mucho más profundos de lo que pensamos.

En el libro se ilustra de forma muy acertada con una sencilla fórmula matemática: “si logras ser un 1% mejor cada día durante un año, terminarás siendo 37 veces mejor al término del mismo. Por el contrario, si deterioras tu conducta 1% cada día, al final de un año habrás llegado casi a 0.

Hábitos Atómicos

La complejidad es que al no ver una transformación de forma rápida es sencillo que abandonemos y nos resignemos a continuar igual. La maestría requiere paciencia y este es probablemente el punto más difícil: ser constantes aunque no veamos resultados inmediatos.

Sistemas por encima de metas

Esta es desde mi punto de vista una de las claves más interesantes del libro, cito textualmente: 

“Cuando logras alcanzar una meta, tu vida cambia únicamente durante un momento. Esa es la paradoja de las mejoras. Pensamos que debemos cambiar los resultados pero los resultados no son el problema. Lo que realmente necesitamos cambiar son los sistemas que nos llevan a tener esos resultados. Cuando resuelves problemas a partir de los resultados, solamente los resuelves de manera momentánea. Para que en verdad logres una mejora perdurable, debes resolver los problemas a partir de los sistemas. Arregla los sistemas y los resultados se arreglaran por sí mismos.”

La idea clave aquí es que si queremos mejores resultados deberíamos centrarnos en nuestro sistema y olvidarnos de las metas. La importancia del proceso, de la forma en que conseguimos las cosas incluso por encima del lugar al que llegamos:

“Una mentalidad que privilegia los sistemas te proporciona un antídoto. Cuando te enamoras del proceso más que del producto final, no tienes que esperar hasta el desenlace para permitirte ser feliz. Puedes sentirte satisfecho hoy feliz siempre que tu sistema esté funcionando. Y los sistemas pueden funcionar bien de muchas maneras distintas, no solamente de la manera en que lo concebiste al principio.”

Últimas reflexiones

Otra cuestión que desmonta de forma brillante James Clear en esta obra es que podamos asociar el desarrollo de hábitos y sistemas con la carencia de libertad o creatividad: 

“Los hábitos no restringen la libertad. En realidad la promueven. De hecho, las personas que no tienen sus hábitos bajo control son aquellas que disfrutan de menos libertad. Si no cuentas con buenos hábitos financieros, siempre estarás para conseguir dinero para completar la quincena. Si no tienes buenos hábitos de estudio, siempre te vas a sentir luchando por el resto de la clase que te deja atrás. Si siempre estás obligado a tomar decisiones acerca de las tareas más básicas (por ejemplo, cuándo debo entrenar, dónde voy para escribir, cuándo pago las cuentas), no te quedará mucho tiempo para disfrutar de tu libertad. Cuando logras simplificar las tareas fundamentales de la vida, puedes crear el espacio mental necesario para el pensamiento libre y la creatividad.”

Lo cierto es que todos contamos con un número incontable de hábitos de los que en gran medida somos inconscientes y la construcción de nuevos hábitos que sean efectivos requiere tener los actuales bajo control: “Esto puede ser más desafiante de lo que aparenta porque una vez que un hábito está firmemente enraizado en nuestra vida, por lo regular es inconsciente y automático. Si un hábito permanece inconsciente, no puedes esperar cambiarlo para mejorar. Como el psicólogo Carl G. Jung decía: «Mientras no logres transformar lo inconsciente en consciente, lo inconsciente guiará tu vida y tú lo llamarás destino».”

Me gustaría cerrar esta reseña comentando otro mito con el que rompe el autor en torno a la pasión y la motivación, muy relacionado con aquello de Picasso cuando decía que la inspiración existe pero te tiene que coger trabajando. Y es que de nuevo tendemos a sobrevalorar esa creatividad inspiradora que surge en un momento dado y se va como viene. 

A colación de esto cuenta Clear como un entrenador olímpico de élite cuando le preguntó qué diferenciaba a los mejores atletas del resto le contestó: “En cierto punto todo se reduce a quien puede manejar el aburrimiento que produce entrenar todos los días y hacer lo mismo una y otra vez”

Muchos de nosotros nos desilusionamos cuando perdemos la motivación ante la falsa idea de que las personas que triunfan cuentan con una fuente inagotable de pasión. Pero la verdadera diferencia es que incluso cuando menos apetece hay quien es capaz de levantarse y seguir trabajando, mientras que otros prefieren quedarse en casa.